...

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Muerte al poeta: I El abandono
Entrégate a la muerte poeta
y reposa la suave palabra en el viento
el mundo se muere lentamente en tu letra
apagando en esas tintas su cálido aliento.

Solo sientes del amor la lengua,
al mascar esa grave grafía de ensueño,
repasando por tus dientes los paluegos
de la gramática que con ardor te encadena.

Qué contradictoria tumba te nombra!
Qué curvada caligrafía apasionada!
Tus saetas de Cupido, las estrofas,
apuñalan tu destino de piel enamorada.

Suéltala, que no brote de tu nervio
la rosa que sin serlo tiene olor a rosa
la sabrosa manzana que como deseo
insípido sabor dá a la boca que la roza.

Abandónala, su susurrar te engaña,
que caiga con tu muerte su bruna máscara
y en las pestañas de los ojos de la nada
contéstale a sus preguntas y arráncala!

***

Dice:

"Y quién alzará mi nombre?
Y quién vivirá mi designio?

Que el Leteo pronuncie tu nombre
y bese en tus párpados tu designio.

Y dime quién calentará mi deseo?
Dime, quién alentará mis latidos?

Un Caronte de un tumultuoso deseo
con su remo amasará tus duros latidos"

***

La tierra se abre poeta, no temas!
tu corazón se alza hacia un cielo
de nocturnidades, claros, estrellas
dónde los angeles internos
dónde las sibilinas poetas
hilvanan con sus arpas, cabellos,
el fausto amor que, sin saber, te sujeta.