En las penumbras de la noche fría y espantosa mi alma tiene miedo y grita nerviosa, camino a tientas buscando el interruptor de mis sentimientos y no encuentro más que espinas entre encrucijadas, una lleva a la otra, es un laberinto oscuro y lapidario, se escucha el resoplar del mounstro de ayer que me persigue es comparable al minotauro, el pánico se apodera de mi, que haré, saldré de aquí o moriré sempiternamente.

Tiembla mi ser por el escabroso caminar de mis pies, presiento que en el próximo callejón estará asechando la bestia, no hay ni tenues luces que me indiquen donde está el sombrío ser, dónde puedo correr y tratarme de esconder, clamo en el silencio profundo para no llamar la atención, desespero entre pasos sutiles y ligeros, no encuentro salida más que la entrada a esta prisión llamada olvido, aunque aún no olvidó su nombre.

Calma Tempestad, interrumpete oscuridad que hay una luz que vendrá para brillar y ahora serás tú quién tenga miedo de mirar, no eres tan tenebroso bajo la luz del amor, te has alimentado de miedos en mi cabeza, pero hoy se acaba, Basta!!! Calma Tempestad que encontré la salida de este lugar.
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