...

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Prendido, en la niña de mis ojos
Tal caer rendidos
los recuerdos mudos,
en mis horas febriles
de insomnio letales,
sentí el abandono
en brazos del olvido.

Hoy, igual que ayer,
mañana, no sé.
Quizás deje de doler
el hierro hundiéndose
en la herida abierta
como aquella vez.

Más, adondequiera que
mire, en un verde clorofila
armoniosas se reflejan
húmedas, mis pupilas.

Como agua viva,
corretea inquieta...