...

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Sonata
Hieres y te tornas de la más bella noche,
Cantora meridiana de mi hora más triste.
Le ceñiste a mi llanto el lamento y reproche,
de una vana ilusión que jamás prometiste.

Pudiendo ser ensueño, te tornó verdadero,
el alba, sin embargo, ¿para qué despertarme?
Si habiéndome la noche, corazón encendido,
Lo falso regalado por querer encontrarte...

La noche ha reemplazado mi vivir por olvido
y al hacer más constante mi amor, tu lejanía,
la sombra inevitable que parece he eludido,
sorprende mi destino si acaso uno había.




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