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GUERRA SIN AMOR...

Se escuchaban los gritos de desesperación era las guerras italianas que se alborotó por el ego, el poder y la ambición porque ahora se dejó de amar sin razón les parece mejor brillar como la joya del rubí o el topacio que no canta ni mora el espíritu en su interior.

Se escuchan gritos de angustia y ahogo porque Francisco I de Francia se enfrentada junto con Solíman I del Imperio Otomano está madrugada antes que salga el primer rayo de luz del sol. No hubo escapatoria y se encerro en la melodía y el poema natural es Enrique VIII de Inglaterra. Quien ha dejado el rifle y su escudo por una cena con su amor muy lejos de la tormenta que no lo deja pensar y menos escribir y cantar una declaración a la primera que a cortejo para robar su amor. Era el año de 1542 una fecha emblemática donde la Gloria es riqueza, joyas y primeramente poseer el TRONO que da poder, orgullo, fama y honor. Así que para resguardar murallas ha decidido con vehemencia recitar sus letras de amor por el anhelo de tener un hijo varon como heredero del reino era su alegría para perpetuar su dinastía sin corazón...

Se escuchan gritos de las esposas que abandono por no recibir un hijo varon las desprecio, las llevo a juicio y todos los matrimonios anulo. Triste alborada que no existió siempre manifestó una cruel sinfonía que internamente lo aturdía por mantener el naipe del trono donde hizo bocinas bélica durante todo su reinado por un desesperado amor a la riqueza y el poder que de su alma se apoderado.

Tomo el uso de artillería a bordo para seguir la guerra sin reposo. Siendo el Rey Enrique VIII no negó a sus sucesores una armada orgánica, con estructuras, rangos, etcétera para continuar su poder aunque olvido querer las estrellas, el sol y el suave viento en la sutileza del ser. No conocio el verdadero amor dentro de él.

Con salterio y platillos la armada británica se constituyó como producto de la rivalidad anglo-holandesa en el siglo XVII donde la vajilla de ambos se rompió dejando grietas y espacios entre el desamor.Por su ruptura con la Iglesia católica, Enrique VIII inició el escenario de grandes invasiones españolas o francesas sin amor a la verdad y lejos de la humildad. Era su ambición por el poder perpetuar con su sello singular y un hijo varón pudiera continuar el reinado eterno que anhelaba plantar.

Explotan las bocinas declarando que la guerra acaba de empezar sin permiso del corazón y del cielo se atrevió a disparar dejando ya un campo solo difícil de sembrar. Era Enrique VIII el segundo monarca de la casa de tudor quien con seis esposas se relacionó por buscar un hijo varon se quedó con el alma vacía sin llama de amor. La nobleza de su linaje nunca lo abandono, vistió de adornos grandes y el buen estudio de las letras lo acompaño con virtudes en la música con gran excelencia se mostró y siempre tuvo un poema para sus historias de amor...

By: Suhail Vega. © All Rights Reserved
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