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Con la frente en alto
En los tiempos antiguos, cuando la tierra se vestía con las sombras del descontento, caballeros de noble estirpe surcaban los campos y bosques, llevando consigo la impronta de mil victorias. Su fama, labrada con la espada y el coraje, resonaba en cada rincón del reino, como estrellas fugaces que cruzan el firmamento.

Estos guerreros, forjados en la fragua de la valentía, habían combatido en innumerables lides, honrando sus votos ante su rey en torneos y batallas, proclamando lealtad al trono enarbolando su estandarte.

Sin embargo, en los recónditos parajes, los campesinos languidecían bajo el peso de tributos impagables. Sus cosechas, como frutos nacidos de la tierra fértil, eran arrebatadas por gravosos tributos, dejándolos sin pan en sus mesas, sin calor en sus hogares. La desdicha había tejido su manto sobre ellos, su lamento siendo ignorado por los oídos sordos de la corte real.

Los caballeros, guardianes de la justicia y el honor, contemplaron con tristeza la aflicción de su gente. La tierra que defendieron con coraje se desangraba bajo las cargas injustas, el sufrimiento ajeno siendo la afrenta más pesada.

En un acto de solidaridad y humanidad, rehusaron blandir sus armas contra los desfavorecidos. Con valentía, se unieron a los campesinos en un grito de dignidad y resistencia, desafiando al ejército real que los había olvidado.

Apresados por su osadía, condenados por desobedecer al poder, marcharon hacia la ejecución con la frente en alto, demostrando que la verdadera valentía yace en la defensa de los desamparados, en la lucha por la justicia y la libertad de los oprimidos.

En su último aliento, en el umbral de la inmortalidad, sus voces resonaron en un clamor por la libertad, un legado de coraje que trascendió las barreras de la opresión, dejando una huella indeleble en la historia, recordándonos que la grandeza se manifiesta en el sacrificio por el prójimo, aunque ello conlleve el precio más alto.

© caballeroVerde 🛡️ 🗡️