...

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Afugias en el cuarto del olvido.


Lo siento, tuve que hacerlo.
Tuve que dejarme llevar por la corriente de sangre que en mis conductos viaja con ímpetu.

Lo siento, no quiero ser egoísta pero la gasolina es cada vez más cara y me cuesta un poco respirar.
Una mujer recostada a la orilla de una calle sin asfaltar, cubriéndose el torso con una caja de cartón húmedo y, junto a ella una montaña cuya inmensidad pasa desapercibida , amenaza con caer; un perro mutilado siendo arrastrado; un hombre revisando las plantas de sus pies; un drogadicto; una mujer embarazada.

He llenado la cueva de mi rostro con eufemismos, anhelando ser una buena persona, pero temo que las gotas de mi serotonina fueron derramadas en el último poema que...