Esa estrella
En las noches más frías del invierno, cuando la oscuridad envolvía el reino, un joven príncipe se asomaba a la ventana de su castillo. Su mirada se perdía en el firmamento, donde las estrellas centelleaban con un brillo mágico. Pero entre todas las estrellas, una en particular capturó su atención y su corazón.
Esa estrella, radiante y solitaria, parecía destilar la esencia misma del amor. Sus destellos eran como susurros celestiales, un eco de una promesa secreta. No era una estrella cualquiera; era su estrella, la que lo observaba desde lo alto de los cielos y parecía comunicarse con él en el lenguaje de la luz.
El joven príncipe, con anhelo en sus ojos, le susurraba secretos a la estrella en las noches más silenciosas. Contaba sus sueños y esperanzas, confesaba sus temores y anhelos. A medida que pasaban las noches, ese lazo especial entre el príncipe y la estrella se fortalecía, y una conexión mágica se tejía entre sus almas.
La estrella, desde su morada en lo...
Esa estrella, radiante y solitaria, parecía destilar la esencia misma del amor. Sus destellos eran como susurros celestiales, un eco de una promesa secreta. No era una estrella cualquiera; era su estrella, la que lo observaba desde lo alto de los cielos y parecía comunicarse con él en el lenguaje de la luz.
El joven príncipe, con anhelo en sus ojos, le susurraba secretos a la estrella en las noches más silenciosas. Contaba sus sueños y esperanzas, confesaba sus temores y anhelos. A medida que pasaban las noches, ese lazo especial entre el príncipe y la estrella se fortalecía, y una conexión mágica se tejía entre sus almas.
La estrella, desde su morada en lo...