Y en la tregua de tus brazos
Me dio la luna por fin descanso
Y el sol apagado
Se fué por el occidente dorado
Que no soy sino amante manso
Siervo y adicto de tus ojos almendrados
Y en la guerra de tus labios
Me dio la luna por fin aliento cálido
Para calentar el suave vellocino de tu tacto
Con el verso y calor exacto
Digno de un dios hecho humano.

© All Rights Reserved