...

4 views

Velero
No duermo:
me paso las horas escuchando,
disperso como brasa aventada
por los caminos del mundo,
con un nombre,
un solo nombre
en los labios.

Empujado por el viento,
giro mis velas
llamado por los rumores de un eco
que una y otra vez te trae a mi lado
invocando el verano.

Es muy grato viajar contigo,
rodeado de penumbra y silencio,
salir limpio de tus ojos abiertos
esos grandes ventanales,
mirando como una casa encendida.

Sea la sombra
que desciende con la llovizna,
el recuerdo fugaz,
el soplo de un instante
que nos brinde permanencia.

Y como mi pensamiento
lejos viaja - lo sé ahora -
lanzo al viento este poema
mucho antes de escribirlo,
para que directo llegue a ti,
veloz y cálido,
como un velero en la noche.

© Roberto R. Díaz Blanco