El agua caía por la porcelana
de su ser que llenaba el manantial
gota a gota su alma sanaba
con el tiempo nada sentía.
Un manantial de mil años se había evaporado
tarde llegó la noche que tanto ansiaba
su sangre derramada en el ayer
ya no importa.
Su tormenta se habían alejado
mientras que su corazón
sufrió una transformación
ha cambiado su piel
ha cambiando su alma
ha cambiado su mirada,
nadie lo percibía
pero ahora su sangre es helada
y su mirada se volvió vana,
en su ser no queda ni una gota de agua
ahora es una tormenta congelada.

© El lado oscuro de la vida