Fallé en el intento.
En la penumbra del pasado, seis años y llanto,
donde el reloj se fractura, la vida en pedazos dejando.
Pastillas como naipes en un juego arrebatado,
jugaban su suerte en un destino callado.
Un cuarto oscuro, solitario, distante,
ecos de gritos quebrando la noche constante.
Las palabras no dichas, estranguladas en el llanto,
convertidas en sombras, en susurros, quebranto.
Recuerdos como dagas, cortaban la piel del alma,
y en el abismo de la mente, desvanecía la calma.
El silencio era un manto, un cómplice fiel,
y el futuro, como un sueño de muerte, se veía cruel.
No eran estrellas brillando aquella noche,
sino...