Al temor de tu prisa acostumbrada.
Tenme paciencia, amada.
que no tenerla puede parecer una renuncia,
y suelo dar tropiezos, demorar las horas,
mientras tu esperas, me ambicionas,
y cuelgo los ojos en la ventana,
fijos y quietos como un cadáver
lento y ardiente como la...
que no tenerla puede parecer una renuncia,
y suelo dar tropiezos, demorar las horas,
mientras tu esperas, me ambicionas,
y cuelgo los ojos en la ventana,
fijos y quietos como un cadáver
lento y ardiente como la...