...

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El monje no hace al hábito.
Se les voló su imperial mariposa,
hasta se les escapó la tortuga,
se marchitó su inmaculada rosa,
sus vidas ya era una loca tortura.

Se les esfumó la primavera,
hicieron trizas su verano,
fatigados en mitad de carrera,
sus corazones eligieron el pecado.

Dejaron de ser la luz de sus ojos,
al tacho se fueron veinticinco años,
un juez a su casorio puso cerrojos,
y sí, ¡hasta olvidaron sus cumpleaños!

Los dos ya tuvieron sendas y peligrosas citas,
según el dicho, el monje no hace al hábito,
el cincuentón eligió salir con una señorita,
ella no es menos, ya tiene su galán señorito.

Jugaron a ser jóvenes, encendieron el fuego,
a su edad esto sería una simple travesura,
sus corazones latieron, ya viven en un ruego,
¡mirá a los genios y figuras hasta sus sepulturas!

Otro refrán reza que acostarse con niños,
es amanecer al otro día toditito meado,
ahí andan ambos mendigando cariños,
hoy lloran sus penas, y sí; ¡estaba cantado!

© ®MaFerSca