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Pasos al exilio
En la penumbra del crepúsculo, el reino se sumía en un torbellino de conflictos y desesperación. La princesa, desterrada por la mano injusta de su propio hermano, se vio obligada a abandonar las torres que alguna vez la alzaron como suya. A su alrededor, la muchedumbre, en un coro estridente de desprecio, lanzaba proyectiles de odio en forma de piedras y palabras afiladas como dagas.

En ese turbio escenario, el caballero, fiel a su juramento de protegerla, se convirtió en su escudo humano. Sin pronunciar palabra, se interpuso entre el furioso aluvión y la princesa, recibiendo sobre su armadura las afrentas que buscaban herir el alma de la noble dama. Cada piedra, cada insulto, resonaba como un eco lúgubre en el aire, pero su firmeza no cedía ante la avalancha de odio.

Silenciosos, impertérritos, ambos cruzaban las callejuelas empedradas de la ciudad, donde alguna vez reinó la camaradería y la paz. Cada paso hacia el exilio estaba marcado por la crueldad y el desprecio proferido por aquellos a quienes alguna vez juraron lealtad y protección.

El caballero, con la mirada erguida como un faro en la tormenta, y la princesa, con la dignidad en sus ojos a pesar de la adversidad, abandonaban el corazón de la ciudad. Atrás quedaban los ecos hirientes de la traición y la injusticia, mientras susurros de dolor y desdén se desvanecían en el aire.

Juntos, en su solitaria partida hacia un destino incierto, buscaban un refugio donde la nobleza de su espíritu pudiera florecer de nuevo. Con cada paso hacia lo desconocido, llevaban consigo la certeza de que, a pesar del abandono y la hostilidad, su valentía y lealtad brillarían nuevamente, en un lugar donde sus corazones encontrarían finalmente la paz y el reconocimiento que merecían.

© caballeroVerde 🛡️ 🗡️