...

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Mi abuelita una cantadora de la vida
Un último suspiro
Abrazo fuertemente su cuerpo,
Sus manos heladas,
Ahora dormían sobre su almohada.
Su dolor había acabado
Su fuerza, su gran vitalidad
Desaparecieron en la madrugada.

Ahora cuento su historia
con estas palabras
colmadas de amor y lágrimas.

Mi abuelita era un maizal
Que creció con fuerza hacía el cielo
Tan cerca estaba su mirada
Que en sus pupilas quedó atrapado el cielo,
Su cabello se enredaba entre las mazorcas,
Las protegía de los fuertes vientos.

Mi abuelita era una cantadora de la vida,
Su voz despertaba las madrugadas
Y acompañaba con boleros los atardeceres.
Ella era una predicadora de la palabra,
De la historia y de la vida misma.

Mi abuelita era una historia viva
Una fiel guerrera
Una madre laboriosa
Una mujer valiente
Una mujer única y congruente.

Es por eso que no hay día que no te piense,
Sí mi historia nació desde tu vientre
Germino en los campos de la tierra fértil
De la Costa sur de mi país.

Trascendió el tiempo y el espacio,
Hasta volverse un pequeño retoño
Que floreció más allá de las fronteras
Y que hoy te dedica estas letras.

Porque el amor no tiene limites
Ni se termina con la muerte.
Sencillamente florece
En otras formas,
En otras palabras,
Porque el amor no tiene fecha de caducidad.

© Bohemia Tijax