Adiós, mamá.
Después de cada momento de felicidad, un pequeño dolor en el corazón me recuerda que todo tiene que acabar.
Porque cuando pasaste a ser un recuerdo, mis ojos no lo creyeron y se convirtieron en tu reflejo.
Mientras que mi corazón me decía que por más que hubiese llegado a quererte, no sería suficiente para volver a verte.
Mientras que tus restos los soplaba el viento, yo veia que el mundo se quedó quieto.
Que por un momento sentí tu mano agarrando la mía, ahí supe que no volverías.
No pude llorar, mi alma solo se pudo quebrar, mientras que mi boca no abría, y la garganta me dolía.
Fuiste la que me vio caminar, la que me vio llorar, la que me vio hablar, la que me vio cambiar, y la única que verdadero amor me pudo dar.
Ahora me toca verte en el cielo, como esa estrella que brilla más, aunque te prometí no llorar, hoy me toca decirte adiós, mamá.
© Romero
Porque cuando pasaste a ser un recuerdo, mis ojos no lo creyeron y se convirtieron en tu reflejo.
Mientras que mi corazón me decía que por más que hubiese llegado a quererte, no sería suficiente para volver a verte.
Mientras que tus restos los soplaba el viento, yo veia que el mundo se quedó quieto.
Que por un momento sentí tu mano agarrando la mía, ahí supe que no volverías.
No pude llorar, mi alma solo se pudo quebrar, mientras que mi boca no abría, y la garganta me dolía.
Fuiste la que me vio caminar, la que me vio llorar, la que me vio hablar, la que me vio cambiar, y la única que verdadero amor me pudo dar.
Ahora me toca verte en el cielo, como esa estrella que brilla más, aunque te prometí no llorar, hoy me toca decirte adiós, mamá.
© Romero