...

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Fafnir
Ebúrneas fauces durmientes
hedonística espera
tensión,
eterna,
arcoiris sobre la caverna;

llueve ceniza en el bosque,
los ríos se secan,
de odio las nubes lloran,
el sol brilla violento,
los animales muertos
el cáncer humano;

qué habrá hecho el dios Lúgh...

abre los ojos, ¡serpiente!,
despierta sierpe en un sueño, pesadilla
en un mundo de recuerdo
sin escapatoria,
historia funesta.

Decadente cuerpo desavenido
recipiente indigno
discordia,
eterna,
montañas de oro sangriento;

-En vez de respirar fuego, respiro poesía,
Brigid, qué es este sueño, qué es esta pesadilla
dónde está mi platinado reino
dónde está mi guarida.

Tanto tiempo en letargo, me encuentro ahora esta distopía, realidad distorsionada, la suerte que me condena, la muerte que llora de pena.

De por sí que si tengo seguro es que no es seguro nada, y de esta prisión encantada saldré volando de alas negras con el alba dorada.

Sierpe humana avariciosa
séptuple pecador,
de santo
a mentiroso
desesperado, lacra,
paria,
sombra de tus tristes falacias
velo traslúcido de normalidad,

-¡marioneta del placer y la vergüenza:
Dragón!

-Quién escribiendo aprende, de si mismo se salva,
que la narración y la lírica descubren verdades y pavimentan caminos, que
la excentricidad y la elipsis
el descuido y la poca calidad,
erigen en segundos fantasías.

Elije mi palabra.

Deseos rozando lo irresistible
delirios de grandeza
que a la suerte espera,
sueños quebrados
patrones enfermizos de este mundo herrumbroso.

-Deseo guardar toda historia y todo pensamiento, toda imagen...
como si de oro y joyas se tratase.

Deseo alzar mi vuelo y que se le reze a mi arte, gobernar la política de mis morales.

Deseo ahogar en magma al amor, lapidar toda amistad o necesidad de aprobación humana, como un dragón solo en su montaña.

Deseo que la vida de todos sea mía, para mí, como juguetes de un niño, ¡por su bien! Y mover los hilos de sus vidas, de la tuya, y contar historias de guerra y amor.

Estoy loco pero este es mi juicio justo,
jajajajajajaja, la culpa no existe y,
el castigo que recibo es todo el placer de soñar,
esta realidad es desde luego mi prisión,
y me pregunto: ¿Qué dios aquí me encerró?

Soy solo una sensación, de una persona, en un momento;
un ser maldito.

© León de León