Hubo un tiempo,
en lágrimas me deshice,
en risas me reconstruí,
y en soledad, mi camino proseguí.

Danzé bajo la luna hasta ver el sol nacer,
canté hasta que mi voz se hizo luz,
como luciérnaga en la oscuridad, resplandecí.

Ascendí montañas de incertidumbre,
descendí valles de melancolía,
tropecé, caí,
pero con fuerza, me levanté.

Corrí hacia horizontes lejanos,
descansé bajo cielos estrellados,
y caminé entre senderos empedrados,
y prados donde las flores susurran secretos olvidados.

Morí en cada despedida,
renací en cada encuentro,
elevé mis ojos al cielo,
y en el silencio, tu nombre al viento...