Hundido en la oscuridad, escondido en la frialdad de una casa sin humanidad, donde se puede oler la maldad que una vez fue hombre de versos de besos en la soledad con su amante la maldad, con la que quiso ver el fuego azul de la fragilidad que le fue calentando toda la eternidad.

Escrito en la desolación en la desesperación, porque su dueño no sabía cuál era la melodía de la canción que escucha en la tentación de la liberación de su alma en la pasión que sentía, que disponía para relatar, para mostrar todo lo que sentía, todo lo que vivía.

Mundos imaginados, soñados en noches de llantos, de rastros de lo que un día fue, relatos fantásticos, otros trágicos, todos contaban y mostraban como era su dueño y cuál era su verdadero sueño.

En el desván lo ocultó porque en él se apareció un símbolo que le asustó, era la marca de la parca, de su rival en el mundo de la sal, que lo maltrataba que lo agotaba, lo llevaba a la locura a la soltura de aquellas métricas usadas y exclamadas como canto a la libertad, a las ganas de ver la luz de la felicidad.

El libro perdido nunca se encontró, pero si se llega a descubrir se podría revivir todo lo que un día fue descrito.

Por Ángel De La Muerte ✒️
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