...

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Floración

Hibernaba.
El invierno,
las cuatro estaciones,
permanecía.
No es de fuego
el auténtico infierno;
es letargo y es silencio.
Es la espera del suicida.

Pero te vi:
En la noche más larga,
¡Una luz repentina!
Y ya gastada,
por vencida,
como última esperanza,
yo te seguiría.

Me levanté desde el polvo,
con débiles rodillas,
cual venadito blanco
que recién cobra vida.
Yo era la tierra entonces,
que temblaba,
que crujía.
Los cristales y el deshielo,
de mi cuerpo desprendían.

Y danzaste tus rituales,
me llamabas,
me atraías.
Quebraste mis ramas secas,
me acariciaste con tu brisa
y las hojas me renacieron,
el reverdecer se expandía.

Tu llovizna,
tus semillas,
y las flores me cubrían.
Tú comiste de mis frutos,
Yo era Diosa y Ambrosía.
Me tomaste de la mano y nos volvimos golondrinas.

© Minna Gabriela Copyright/Todos Los Derechos Reservados