...

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Llegando a la tercera planta.
Y en este momento me encuentro indagando en el reflejo del pasado de manera pausada y silenciosa. Que hice bien y que hice mal, surcando en cada arruga, en cada situation, en cada esquina que sortee, en cada peligro que evite.

Mirándome al reflejo de mi yo más joven, le pregunto el por qué de las cosas y veo que se sonríe y me dice. Piensas las cosas demasiado. Vives en el presente cuestionándote el efecto que tendrá en el futuro, pero no te pones a pensar que en el presente también vive el factor sorpresa, el vivir de las cosas, no importa que pase, lánzate.

Pídele el número a la chica que te gusta, cambia de trabajo, sal a ese bar al que nunca has estado, viaja aunque sea por no quedarte en el mismo sitio.

Sonrie más, sin que te duela, sin recordar nada, y luego díselo a tu cara para que no te delate.

Escucha música nueva y de vez en cuando vuelve a los temas antiguos que te movían antes solo por inspirarte para escribir o para saborear el gintonic.

Disfruta del solecito que hace en verano, comparte con tus amigos en el asado y pon canciones que sabes que moverán sus corazones a tiempos más jóvenes.

Y en el invierno, quédate con ella en casa viendo películas, o disfruta de las sábanas que están de testigo.

Esto es un recordatorio para decirte que aún no has dado lo mejor de ti.

© DrZoiberg