...

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Port Wein
Haré lo que quiera hacer,
en mi libertad,
libre de inhibiciones
libre de leyes libre de prejuicios,
voluntad dorada,
en pirita forjada
que hayarás la luz más platinada,
hoy,
nada por el aire
vuela hacia los cielos despejados,
tíñete de honor
haz del dolor tu nombre:

Y sin remordimientos,
y sin nadie que detenga mano
con su suave toque salvador,
arrancaré de cuajo
el Yggdrasil,
y a dormir
toda una humanidad,
que no nos dejo vivir,
a los heraldos de la libertad:

Hijos bellos del destino,
puestos a prueba,
tras dolor
derrota y victoria,
podemos decir,
que esta vida la vivimos,
quemando remordimientos,
como poco hicieron otros,
que no suspiran ante el viento.

Rezo en el vacío,
música y placer,
cansancio y decadencia
mundo muerto funeral,
del tono del oropel
por siempre brillando en esta esclavitud,
por siempre y para siempre mi realtad
mi reino mi poder,
que David ante Goliat,
que arena al mar;
hacer;
a la diosa sonreír
baila,
baila;

Hoy toda ilusión celebra,
sentidos muertos
y arrepentimientos,
y espinas del pasado
y estupidez
y problemas nuevos,
y letra como lágrimas;

y escribir para no llorar,
para no despedir del placer
tanta realidad,
tanta verdad que es mentira,
y hablar,
y llegar al final
hasta donde los cuadros se visten de blanco,
donde la nieve hace nubes
donde las piedras hablan,
y los arbustos susurran
con cantos de sirena,
que sigas caminando:

Por un nuevo camino,
nuevo de emociones nuevo de peligros,
y la diosa que nos guarda,
que nos salvó en esta noche y nos ampara,
que nos ama,
que nos ayuda en esta locura y nos salva,
que nos llamó en esta noche,
a borde de la nada
y si no entiendes nada,
ponte a beber;
lo que son tus lágimas.

© León de León