...

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HAMBRE
¡Ven ya hombre,
no me retrases el placer!
Hambrienta de tu goce estoy
desde que me has desbordado,
con tu caliente esencia,
tu delicioso sabor,
intento dejar de desearte
y mi hambre se ha vuelto voraz.
Me pregunto qué es lo que haz hecho de mi...
¿Con qué suculento manjar me deleitaste?
Sólo encuentro saciedad en ti, en lo que me das.
Mis sentidos dementes entre jadeos y gemidos,
se diluyen en tu esencia...
en las ganas
de tenerte más.
¡Ven de una vez, no me dejes agonizando, desesperada, rapaz!
© yisetclavel