Cuanta añoranza de los cuentos largos junto a las tardes cercanas y las risas de empatía sin descanso que parecen libros abiertos con letras volando.

Cuanta añoranza de los alborotos cuando todos parecen cocuyos resplandeciendo de emoción por verse y sin más quererse...

Cuanta añoranza por las noches llenas de estrellas juntas abrazándose al coincidir un delicioso pastel, comida de fin de año o una excusa para juntos vivir cualquier alba perfecta para continuar el poema sin fin.

Cuanta añoranza en el grato beso lleno de amor por la familia o el amigo que partió a cumplir un sueño o porque simplemente está en otro escenario que escogió Dios...

Cuanta añoranza hay en el corazón por mirar y tocar una nueva canción donde las distancias sean cortas para encontrarnos tú a tú como una premisa de amor.



By: Suhail Vega


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