Y has venido; a la fiesta de las sirenas que nunca duermen, como un prisma en fa sostenido; y en la desiderata del alma puedes ser el arma más mortífera, que el beso jamás siempre esperado… pero aún así… has venido…

Como cuando canta la esperanza, sin voz y sin brío, con el sonido escuchándose a lo jejos, siendo tú el universo cariño, has venido; a dormir los recuerdos en pentagramas vacíos, como aquel tu abrigo rojo en aquel diciembre de colores, lejos del tiempo y lejos del frio…

Ya es tiempo que te montes al sol con las palmas del olvido y recibas el aplauso caluroso de la bienvenida del mundo a tu pies, sin la innutil sombra y prejuicios de la gente a sobre tus espaldas…

Pero, y con todo eso, sobre todo y sin embargo has venido… sin aviso y sin prisa, como la doncella perfecta en un invierno de granito. Como un recuerdo en forma de pensamiento, mi perfecto desequilibrio… has venido…
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