...

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Anotador 7
En los recodos de mi almohada
yacen las sombras de mis cavilaciones,
tintadas con los trazos de un lápiz invisible,
junto a las hojas mustias rendidas a mi lado.

Me pregunto qué ojo vertió esa lágrima,
la misma que surca su sendero
hacia unos labios cargados de pesar.

En cada sorbo, un verso se insinúa,
la tarde de café, una melodía sin fin;
entre risas y quimeras, la vida fluye,
un poema se entreteje, en la calma que aúlla.

Los pájaros dictan nuestros versos,
trazando en el aire la lírica de la vida.
Bajo el cielo infinito, en el eco de sus cantos
nos unimos al coro del universo.

Y así, en la sinfonía de la existencia,
nuestros destinos se entrelazan
como versos en un dulce poema.


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