En la negrura de la noche que se cierne sobre los ancestrales bosques, el espectro de un caballero yace atrapado en un eterno penar. Su figura, envuelta en una luz verdosa, surge como un destello fugaz entre las sombras, su armadura, cual vestigio del pasado, yace oxidada, testigo silente de su acción de deshonra.

Fue un leal compañero en armas, pero en el fragor de la batalla, la semilla de la traición germinó en su corazón. La vileza lo guió hacia la senda de la deshonra, traicionando a aquellos que lucharon a su lado. Ahora, como castigo, el destino lo ha condenado a deambular sin rumbo fijo, perdido en los vericuetos de estos bosques ancestrales.

El espectro cabalga sobre un aire etéreo, flotando con la gracia de un eco lejano. Susurros de arrepentimiento acompañan cada paso, llenando el bosque con un lamento perpetuo. El pesar, como cadenas invisibles, lo ata a esta existencia etérea, donde su alma, envuelta en remordimiento, busca redimirse, aunque su condena sea eterna.

Entre las sombras de los árboles antiguos, el eco de sus lamentos resuena como un canto triste, un testimonio vivo de sus faltas. Su espíritu, carcomido por la culpa, deambula en busca de perdón, con la esperanza de algún día hallar la paz que tanto anhela, pero mientras tanto, su figura fantasmal continúa su eterno peregrinar en los rincones olvidados de estos bosques encantados.

© caballeroVerde 🛡️ 🗡️