Un susurro en el viento, una pista en el encuentro, de dos almas separadas, de dos miradas cansadas, de observar, de llevar, cada una de las lágrimas derramadas y guardadas, en un lugar perdido, en aquel rio, donde el frio, se extendía, donde la sonrisa se diluía.

La desesperación, fue la perdición, la crueldad, era el arma clavada y envenenada, por aquel ser que tras ver lo que ya existía, decidió finalizar con lo que crecía, en ese momento, en ese encuentro, dos corazones se unieron, se quisieron, pero como en toda realidad, siempre existe la maldad, la felicidad se podía perder.

Los enamorados, se habían prometido, se había decidido, a continuar, a salvar, lo que ellos creían, lo que ellos sentían, sin importar, sin recordar, lo que les esperaba, lo que les castigaba, eran la felicidad, la luz que alumbra la oscuridad.

El momento llego, y el ser se llevó, la vida de nuestros amantes, ella fue perdida en la soledad y el esperando su encuentro, siempre leía su cuento, su final fue en el olvido, en el frío de un invierno sin perdón.

Pasaron los años, la historia se repetía, la pena se sentía, en cada rincón, de la humanidad, de la eternidad, pero llego a la época de la verdad, de la posibilidad, de cambiar lo establecido, de cambiar todo lo vivido.

Las dos almas que se habían separado, se habían encontrado, habían luchado contra el mal que les perseguían, ya sabían cómo poner fin a esta eternidad, de oscuridad, sabían cómo establecer el amor y la luz que se había creado y guardado en un pieza de gran valor y con un color que se sabía y se decía que pertenecía a los ángeles.

Lo consiguieron, había luchado contra la oscuridad, sabían que todo había terminado y ahora podían unirse por toda la eternidad, para recordar que su amor no era pasajero, si no que era un amor verdadero.

Por Ángel De La Muerte ✒️
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