Elocuencia incesante
Instancias de fragancias
que es inverosímil,
ansías por llegar a las estancias
donde se sacia y
descansa esta indolente
de latentes corazones.
Antes de que acabe la tormenta,
condena a almas inocentes
que surcan sus penas por
intentar desplegarse...
Naufragando en la laguna
envenenada de mi abismo
ya formado que es irremediable.
Siento agrado y
a pocos grados centígrados
el aguacero corre la tinta
de esta pluma decadente;
pierdo el eje de mis letras donde
fluye suavemente lo elocuente,
se aproximan esquejes putrefactos
de mí ser ya casi demente,
se adentra a lo incierto
de facto a su triste fuente.
Los ceros son viajeros del
vacío interno e incesante;
las hojas de mi cuaderno
se derriten en instantes,
constantemente borro los tantos
de tantas inquietudes que
vuelan en la habitación y
jadean desesperantes.
Te pierdes tú por intentar
entender a esta miserable cobarde.
En ocasiones huye
para no llegar a la cumbre
donde existe aquel firmamento brillante.
Pero para llegar al alba
hay que esforzarse.
Pero...
Lo primero son mis peros
que pongo para no irme de aquel calvario,
el corazón insiste por qué bombea
con razón, pero ya no vivirá demasiado;
aficionado de fingir felicidad
entre sus allegados,
pero está destinada la carta del destino
que ha recibido para perdonar aquellos daños,
traslado por todos lados el pesimismo
que convive conmigo.
Por mis sismos
nunca acaban de disolverse,
en exceso sufro los sucesos de recuerdos
con efectos secundarios no recurrentes,
en mi cuerpo se expande lo
superficial para soportar
la realidad salvaje que hiere,
cinta adhesiva para el plomo
que transita por mis venas,
adherida al ritmo cardíaco
que ya herido se tiende
para recibir los disparos,
ya no paro a sanarme,
solo camino por si acaso,
aquella luz que vivía en mí se está atenuando.
¿Nadie lo nota?
¡Nunca la salvación he podido tener!
Gota a gota,
la mente se agota,
promesas muertas que nunca resucité;
cité aquellos versos con un leve
llanto por qué de ti me enamoré.
Pero...
Los pensamientos juegan,
los peones avanzan y
la reina del tablero se suicidó otra vez.
La partida se...
que es inverosímil,
ansías por llegar a las estancias
donde se sacia y
descansa esta indolente
de latentes corazones.
Antes de que acabe la tormenta,
condena a almas inocentes
que surcan sus penas por
intentar desplegarse...
Naufragando en la laguna
envenenada de mi abismo
ya formado que es irremediable.
Siento agrado y
a pocos grados centígrados
el aguacero corre la tinta
de esta pluma decadente;
pierdo el eje de mis letras donde
fluye suavemente lo elocuente,
se aproximan esquejes putrefactos
de mí ser ya casi demente,
se adentra a lo incierto
de facto a su triste fuente.
Los ceros son viajeros del
vacío interno e incesante;
las hojas de mi cuaderno
se derriten en instantes,
constantemente borro los tantos
de tantas inquietudes que
vuelan en la habitación y
jadean desesperantes.
Te pierdes tú por intentar
entender a esta miserable cobarde.
En ocasiones huye
para no llegar a la cumbre
donde existe aquel firmamento brillante.
Pero para llegar al alba
hay que esforzarse.
Pero...
Lo primero son mis peros
que pongo para no irme de aquel calvario,
el corazón insiste por qué bombea
con razón, pero ya no vivirá demasiado;
aficionado de fingir felicidad
entre sus allegados,
pero está destinada la carta del destino
que ha recibido para perdonar aquellos daños,
traslado por todos lados el pesimismo
que convive conmigo.
Por mis sismos
nunca acaban de disolverse,
en exceso sufro los sucesos de recuerdos
con efectos secundarios no recurrentes,
en mi cuerpo se expande lo
superficial para soportar
la realidad salvaje que hiere,
cinta adhesiva para el plomo
que transita por mis venas,
adherida al ritmo cardíaco
que ya herido se tiende
para recibir los disparos,
ya no paro a sanarme,
solo camino por si acaso,
aquella luz que vivía en mí se está atenuando.
¿Nadie lo nota?
¡Nunca la salvación he podido tener!
Gota a gota,
la mente se agota,
promesas muertas que nunca resucité;
cité aquellos versos con un leve
llanto por qué de ti me enamoré.
Pero...
Los pensamientos juegan,
los peones avanzan y
la reina del tablero se suicidó otra vez.
La partida se...