...

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Me pides que me vuelva ajeno.
Flotando entre fresnos vuelvo a amarte, como la dulzura del ayer, con los sonidos del agua, con las caricias y los pasos marcados en la tierra que nunca dimos.
Recuerdo los lugares y los pasajes que nunca visitaste conmigo, y en una ocasión me pediste que me volviera ajeno, que no te ame, que no me viva a mi.
Que encierre con candado los momentos en los que no estuvimos; y te de la llave.
Que me pierda en el centro del mundo, centro que eres tú. Y aún así decido no cambiarte, decido no irme.
Y me recuesto en el pasto dónde tampoco viniste, y recuerdo las veces que besé tú sombra al pasar. Miro las nubes y trato de darles tu forma, pero no puedo.
Que nunca nos parecimos, que nunca fuimos. Te extraño y te pido lo que nunca supiste darme. Lo que no tienes, lo que no quieres. Y decides no dar nada de todos modos, y nacen los poemas que escribí y no me atrevo a volver a leer. Y la historia de desamor que tampoco me atrevo a contar. Las lágrimas que llegan y con el paso de los años, no se marchan.
© LetrasColorVioleta