Mi poema enseña a no ocultar los arañazos, que existen lazos que nos unen, los pedazos.
Probar fortuna sin temor a ver rechazo, que para merecer la luna no basta cruzar los brazos.
Mi poema enseña que no hay gesto más valiente que arrinconar al texto, combatiendo frente a frente.
Que drogarse no es lo más inteligente, que una mente despierta sueña más profundamente.
Mi poema enseña a ser un arpa sin solfeo, a domesticar el alma y sacarla de paseo.
Que hasta el más valiente ora, que no todo es postureo.
Que la guapa se enamora y también llora por un feo.
Mi poema enseña que es mejor morir de sed antes de querer beber un agua que no convence.
Que en la vida lo importante no es vencer, es aprender a caer para ser quien no se vence.
Mi poema enseña a ser agua sin mayo, también a ser ciclista sin arcén, a veces trapecista sin ensayo y a veces maquinista sin un tren.
No culpes las espinas de mis tallos, no soy el jardinero del Edén.
Prefiero un corazón que hable de fallos antes que unos ojos que nunca ven.
Mi poema enseña a hacer grande esa ilusión pequeña que se apaga en tu fuego, luego trae más leña.
Que no llega nada si nada te empeñas, que para un mal día nada mejor que una mente risueña.
Mi poema enseña que no hay nada mejor que aprender, hasta la más cruda experiencia tiene algo que ofrecerte, que esas heridas te haga más fuerte.
Dalo todo, en este juego no hay suerte. Mi poema no enseña a no olvidar tus raíces, a sonreír sin esconder cicatrices, a escuchar tu corazón y no lo que esos dicen.
Mi poema enseña a entrenar la mente antes que el bíceps, he visto cerebros sufriendo esguinces, a monos con un micrófono que sueñan ser un ícono como la esfinge.
No se lo creen, lo fingen, y acaban donde siempre, llorando por cada cosa que dices. Por eso, mi poema enseña que la evolución es necesaria para no ser como ellos son.
¿Por qué no juegas a ser el mejor? Si, al fin y al cabo, todos acabamos en un cajón.
El mundo cómetelo con cucharada y tenedor, es sencillo, tú solo créetelo.
Sé la voz del mañana, lucha por lo que amas, por tu pasión, despierta el artista de tu interior.

© Darcko