En los petalos de aquella rosa la
muerte de un sentimiento florece.
Se asemeja a un sueño podrido
que en mi alma se abastece.
Suspiro exasperante
por un amor sin sepultura.
En mi aliento putrefacto
el silencio se tortura.
Piden clemencia las mentiras de
su eterno cautiverio.
Soy coleccionista de verdades,
creador de un cementerio.
Entre almas corrompidas
voy en busca de consuelo.
Entendí que sobrepensar
es sinónimo de infierno.
Mi reflejo es el de un fracasado.
Soy enemigo del tiempo y
fiel amante del pasado.
Mi corazón es ajeno al olvido,
prefiere ahogarse en sus lamentos.
Cada segundo del reloj
aventaja al sufrimiento.
En la prosa de mis versos
un 'te amo' es consumido.
Al igual que las cenizas
de un insignificante cigarrillo.

En los petalos de aquella rosa la
muerte de un sentimiento florece.
Y como el tacto de dos enamorados
la vida misma se
estremece.

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