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Encuentro
Por pura casualidad, nos encontramos caminando juntos hacia un futuro incierto. Íbamos cogidos de la mano y muy seguros de nosotros mismos, pero tan perdidos como dos peces de pecera que acaban de ser liberados al mar. Éramos polos opuestos y almas gemelas al mismo tiempo; dos personas con las manos temblorosas acercándose con miedo, buscando la manera de salir corriendo, y caminando cada vez más rápido. Ninguno de los dos podíamos saber cuál de nosotros daría el paso, y cuando digo el paso, me refiero al previo a salir huyendo. Ni siquiera se nos ocurrió la idea de tocarnos con la punta de los dedos como manera de vencer al miedo. Quién sabe, quizá si nos hubiésemos gritado el terror que nos daba la posibilidad de acercarnos, se hubiese reducido un poco la distancia entre tú y yo; quizá si lo hubiésemos hecho real, ahora sería más fácil afrontarlo. Sin embargo, a veces, vivir en una realidad que coincida con la idea que tienes en tu cabeza, parece tan sencillo que resulta tentador.
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