Sí, benditas las ondulaciones de tu pelo, las secuencias en su contorno lateral y los colores de tu alma y todas sus transformaciones habidas y por haber del ocaso de tu boca.

Benditas las circulares del diario, las caricias que me das, tus grandes omnisciencias, tus lunares alojados a mi costado, tu risa perpendicular en angulo 45 y bendito todo el cuerpo que te rodea.

Bendito sea tu tiempo, los espacios abiertos, bendita la curbatura de tu pecho,...