Historia de un tesoro encontrado
Un día me desperté
Y quise ser como las perlas,
Porque enseñan su brillo
Al uno verlas.
Un día me desperté
Y quise ser como los pájaros,
Porque vuelan sin miedo,
En el cielo claros.
Un día me desperté
Y quise ser como la arena,
Porque muestra unicidad,
Una muestra buena.
Un día me desperté
Y quise ser como las olas,
Porque viven con el viento
Y nunca están solas.
Un día me desperté
Y quise ser como las rocas,
Porque siempre son firmes
Y las cosas que las mueven, pocas.
Un día me desperté
Y quise ser como el sol,
Porque sus rayos saben a dónde llegar,
Manteniéndolos en control.
Un día me desperté
Y quise ser como la lluvia,
Porque hace todo nuevo
Cuando diluvia.
Un día me desperté
Y quise ser como las nubes,
Porque decoran el azul
Mientras bajan y suben.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que cuidar de mí
Era su deber.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Igual de bella
Que un amanecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que cuando me lastimaba,
Rápido a sanarme empezaba a correr.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que con amor, mis dudas
Ella hacía aclarecer.
Pero un día me desperté
Y conocí una mujer
Cuya presencia era más acogedora
Que un atardecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que como persona, excelentemente
Me ayudó a crecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que olía a paz, bondad y sabiduría,
A amor por doquier.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
A quien mi vida entera
Tengo que agradecer.
Entonces dejé a un lado
Las perlas, los pájaros y la arena,
Al entender que ser como ella
Valía mucho más la pena.
Entonces dejé a un lado
Las olas, las rocas y el sol,
Al entender que ser como ella
Era tan importante como un bemol.
Entonces dejé a un lado
La lluvia, las nubes y todo lo demás
Al entender que ser como ella
Sería suficiente, que ser como ella bastará.
Gracias al océano que
Me llevó a donde ella
Y que permitió
Que dejara en mí una inmensa huella.
Gracias a ti, madre,
Porque me has dado
Lo que en esta vida
He soñado.
Gracias a ti, madre,
Porque me has enseñado
Lo que jamás
Habría pensado.
Gracias a tí, madre,
Porque mi camino,
La dirección de mi vida,
Has enderezado.
© Poesía Cokí Apito
Y quise ser como las perlas,
Porque enseñan su brillo
Al uno verlas.
Un día me desperté
Y quise ser como los pájaros,
Porque vuelan sin miedo,
En el cielo claros.
Un día me desperté
Y quise ser como la arena,
Porque muestra unicidad,
Una muestra buena.
Un día me desperté
Y quise ser como las olas,
Porque viven con el viento
Y nunca están solas.
Un día me desperté
Y quise ser como las rocas,
Porque siempre son firmes
Y las cosas que las mueven, pocas.
Un día me desperté
Y quise ser como el sol,
Porque sus rayos saben a dónde llegar,
Manteniéndolos en control.
Un día me desperté
Y quise ser como la lluvia,
Porque hace todo nuevo
Cuando diluvia.
Un día me desperté
Y quise ser como las nubes,
Porque decoran el azul
Mientras bajan y suben.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que cuidar de mí
Era su deber.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Igual de bella
Que un amanecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que cuando me lastimaba,
Rápido a sanarme empezaba a correr.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que con amor, mis dudas
Ella hacía aclarecer.
Pero un día me desperté
Y conocí una mujer
Cuya presencia era más acogedora
Que un atardecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que como persona, excelentemente
Me ayudó a crecer.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
Que olía a paz, bondad y sabiduría,
A amor por doquier.
Pero un día me desperté
Y conocí a una mujer
A quien mi vida entera
Tengo que agradecer.
Entonces dejé a un lado
Las perlas, los pájaros y la arena,
Al entender que ser como ella
Valía mucho más la pena.
Entonces dejé a un lado
Las olas, las rocas y el sol,
Al entender que ser como ella
Era tan importante como un bemol.
Entonces dejé a un lado
La lluvia, las nubes y todo lo demás
Al entender que ser como ella
Sería suficiente, que ser como ella bastará.
Gracias al océano que
Me llevó a donde ella
Y que permitió
Que dejara en mí una inmensa huella.
Gracias a ti, madre,
Porque me has dado
Lo que en esta vida
He soñado.
Gracias a ti, madre,
Porque me has enseñado
Lo que jamás
Habría pensado.
Gracias a tí, madre,
Porque mi camino,
La dirección de mi vida,
Has enderezado.
© Poesía Cokí Apito