En Rocroi la aurora despuntaba,
con tambores de guerra sonando,
y la brava infantería se alzaba,
sus picas hacia el cielo apuntando.

Cien banderas al viento ondeaban,
los tercios con orgullo avanzaban,
cada hombre mantiene su puesto,
pues España su honor se jugaba.

El sol ardiente miraba el campo,
donde el joven Borbón desafiaba,
con sus huestes de acero y de lampo,
al valiente ejército que avanzaba.

Los tambores franceses redoblaban,
sus cañones la tierra sacudían,
y los tercios valientes formaban,
su destino en la sangre escribían.

La batalla rugía sin tregua,
acero contra acero chocaba,
cada golpe un rugido de guerra,
cada hombre un héroe que luchaba.

Rodeados pero nunca vencidos,
los tercios heroicos caían,
sus corazones en hierro fundidos,
Luchando por un nuevo día.

Cayeron uno a uno con bravura,
sin rendirse, su honor por delante,
en sus pechos rompía su armadura,
y en sus almas un fuego constante.

El suelo de Rocroi teñido en rojo,
testigo del valor y de aquel sacrificio,
de aquellos que en su último arrojo,
dieron vida por el noble servicio.

La victoria a los franceses fue dada,
pero la gloria quedó en otro lado,
en los tercios cuya historia grabada,
será siempre un canto elevado.

Heroes que la historia revive,
como ejemplo de fuerza y coraje,
donde el honor todavía persiste,
Os brindo este humilde homenaje.

© M.Aokigahara