...

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Epifanía vehemente
La epifanía es el dogma
de un epitafio afilado,
el magma libera extasiado
el dolor en armonía.
Suponía que mis letras desaparecidas
decapitaron la agonía,
convenía que acabase algún día...
Compongo la sinfonía;
muero en lejanía,
se escucha tétrica la fonía;
olvidando el lienzo manchado de letanía,
mi vida sobre un letargo que nunca acaba,
hundiéndome en el fango de
peonias ya marchitas,
el sufrimiento surfeando;
olas cantando;
atenía mi cuerpo moribundo,
cubierto con un manto,
en tus manos un corazón ya destrozado.
Estrofas de amores ya caducados,
danzando entre auroras de errores opacados.

Por eso...

Recito los apóstrofes y con fe
te dedico los textos vehementes que
de mi mente salen,
arden en la orilla del Edén,
eres una melodía que se expande;
arte desencadenante;
talante tala el pasado con ironía,
eufonía eufórica que sentía al mirarte,
deseo contemplarte que de mí te
vuelvas parte a pesar de
los temporales emocionales
que puedas llegar a vivir a mi lado,
antes de que aparezcas te imaginaba así,
un navegante solitario,
introvertido,
decoro e ilusionado,
sueños decorados con una paleta de colores,
trazos multicolores,
pinceladas de hadas abren tus alas
para mecerme por las noches.

Ámame de una manera inaudita,
tus sentimientos dictan y
explotan como dinamita
es lírica rica de inteligencia,
tu existencia es esencial,
espacial vivimos en un mundo racional
que asume que lo peculiar es algo irracional,
quizás nos falte algo de cordura,
ya que nuestro amor es inmensurable,
sustentable.
¡No tiene cura!
La luna será testigo de ese beso deseado,
un abrazo que reconstruya y
pegué los fragmentos del pasado,
pasando las llanuras de tus labios.

Surcando tu alma cristalina,
no hay lágrimas,
no existe más la angustia que sentía.
Me he enamorado y
te juro que por ti daría todo,
haría lo que fuese porque eres un tesoro,
suelta las riendas, amor mío.
¿Tienes miedo de perder?
Es una promesa que contigo siempre estaré,
bajo las estrellas,
recorro los mares,
me enfrento a los huracanes,
doy la vida por qué conmigo estés.
¿Qué tienes miedo de perder?

Dime...

Si el ocaso esta bajo tus pies,
el cielo delante tus ojos,
el universo en tus manos,
las galaxias en tu cuerpo estrellado y
mi cariño sellado donde hayas el camino.
¡No estás equivocado!
Dejá que tu corazón
se guíe por tu sentir,
finalmente ya estás aquí.
¡Podrás sonreír!
Serás comprendido,
solo arriésgate que todo cobra sentido,
hay un propósito por el cual aparecí en tu camino,
es para cuidarte,
amarte como nunca lo habían hecho por ti,
solo permíteme hacerte una vez más ser feliz.

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