Que frío se siente su palacio, la penumbra habita cada rincón y el eco de las memorias resuena en cada salón.

En el albergaba un alma que de tanto poder se complació, vacío en su trono al pasado de nuevo miró.

Descanse finalmente el dolor que vio nacer a su traición, esclavo de un sentimiento que su corazón jamás olvidó.

Al ver por la ventana, la mente de poeta le traiciona al mirar el horizonte, pues a lo lejos logra apreciar una tormenta que cae sobre un ave llena de esperanzas, y vuela libre hasta quedar inmovil ante la tempestad.

Esa ave reflejó con fuerza en sus ojos hasta su núcleo llegar, y asi, en su trono se sentó, y satisfecho ahí murió.

Pobre fue de aquel poeta que perdió su soledad. En paz descansen los secretos que su diario incapaz fue de contar.

Piedad haya de los súbditos que se quedaron sin hogar, repitiendo una y otra vez:
"Bendito sea el día en que vuelva a despertar."
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