Dulce y blanco invierno,
¿cómo puedes ser tan cruel?
Me bendices y luego tomas todo lo que más amé...

Dejándome con un eco de lo que una vez fue un sueño,
¿por qué no me trataste como a un lugareño?
Todo, todo, todo me arrebataste,
así, sin más, me lo quitaste.

Mi amor, mi musa, mi rosa,
todo lo que alguna vez desee,
mi bella esposa...

Tu polvo invernal cayendo sobre su fría piel es lo único que conservo,
cómo desearía no verlo...

Un carmín profundo yacía entre la nieve,
observando sin yo más poder hacer.
Maldito invierno, ¿cómo pudiste ser tan cruel?

Tu nieve sigue cayendo,
cubriendo con su manto lo que una vez fue vida,
lo que una vez fue calor...
Ahora solo queda el frío en mi alma,
una sombra de lo que era amor.

¿Por qué, invierno?
¿Qué pecado cometí para merecer tal condena?
¿Qué di, qué perdí,
para que solo me quede esta helada pena?

Mi resentimiento persistirá,
mi alegría se tornará en ira,
y yo trataré de vivir una feliz mentira.



© Feather Lady