...

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20 Copas
Ahí van, por la acera a paso
lento, a paso cansado van
desfilando versos de melancolía.

Allá está, en una esquina, con
la navaja en su muñeca; es la
soledad que no resiste su encomienda.

En esa casa, en esa ventana que
refleja la luz, está la chica de las
letras tristes, la que a diario llora.

Año tras año, una copa de hiel
es su regalo; año tras año bebe
de una copa de la más amarga realidad.

Una copa destilente de amargura
obtiene por cada año de su vida;
pobre chiquilla desdichada.

Se la pasa llorando, se la pasa
escribiendo para desahogarse,
para seguir la vida soportando.

Por la blanca piel de su rostro,
por sus mejillas, van desfilando
lágrimas penitentes.

Bajo las telas, bajo su piel,
muy adentro, se esconde un
roto y agonizante corazón.

En su cama, bajo su almohada,
está escrito su sueño, su deseo
de ser feliz y tener paz.

Afuera, desde el otro lado de la
acera, alguien mira su desgracia,
y con dolor se va a seguir sus versos.

© Alina Arias