En mi cama no caen más que lágrimas de desconsuelo,
Me gusta creer que va a caer una preciosa mujer un día de estos...
Ojalá y la mala racha no me siga hasta
ser viejo;
Pues morir con una sonrisa de oreja a oreja sería estupendo.

Mas sucede que este mal mental
de mi no quiere largarse,
Cuando creo que ha expirado,
de inmediato vuelve a reincorporarse,
Para ponerle un fin definitivo
aún no consigo ni píldora ni jarabe;
Yo en el suelo medio muerto mientras la desgracia vacilante...

No obstante, más allá de este lío
me espera un existir liviano y ameno,
Y por esa medalla, mi voluntad y agallas hacen perfecto dueto; bueno más o menos.
Por un modelo de existencia íntegro es por lo que batallo,
Y lo debo conseguir enseguida, pues breve es la vida, así como un rayo.

Ya muy presente tengo que en un parpadeo todo empeora,
¿Pero y qué si horrible está el clima? Sólo la visita de la catrina mi plan desmorona.
No me interesa si en mi marcha
el lodo mancha mis botas;
Ya le saque filo al acha y en fa
con esta vida gacha voy a cortar.

No oculto que la incuria y el miedo me vienen mordiendo los talones,
Y que decir del tiempo? Aprisa se va desvaneciendo y yo recién me ato
los cordones...
Mi única opción es vivir en plenitud total antes de estirar la pata,
Y aunque esta meta fácil es decirla,
difícil es lograrla.

Sino consigo armonía para mi corazón, no se sorprendan si me vuelvo el peor villano,
No esperen alguna equivocación, pues en materia de odio y miseria soy veterano;
Mi lado insano la puerta fuertemente martilla,
Y si lo dejo libre, es posible que cause pesadillas.

Sugiero huyan lejos si dejo que la rabia tome el volante,
Y lo admito, los destrozos me importan un cacahuate.
Pero para que mi cordial trote se salga del riel,
Todo tendría que perder su sabor, incluso
el dulce de miel.

Vaya que son graves las cantidades
de oscuridad bajo mi piel,
Pero ni yo quiero verme haciendo el papel
de cruel...
Yo no puedo presumir de una vida feliz como ese o aquel;
Y ya de tanto combatir con demonios
me siento el Arcángel Gabriel.

De vida puede que me quede un minuto
o dos,
Da igual; de tanto callar ahora no deja
de gritar mi voz.
En el mundo estoy para afinarlo,
no empeorarlo, lo sabe Dios,
Con brío cumplo; sin omitir que siempre anda la muerte al acecho con su hoz...

– Ave Aztra



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