He roto mis huesos de plata
He quemado mi corazón escarlata
Derramando lágrimas saladas
esperando el final del alba.

Más de una vez te he prendido
una vela, para ver si aún
por mi velas.

Vagando con el furor de San Juan
haciendo que los canes
le hagan el coro al pasar.

Este es el arte de mi dolor
el flagelo Inquieto que
libera, aviba este fulgor.

Un rubor me pinta las mejillas
la luna los ojos y los
gusanos me visten de seda.

Cantaré a si alabanzas eternas
entre las siluetas rotas
de media noche.

Alaridos que vienen del alba
son esos los ecos que
generan mantras.

Fuego frío, agua destilada, hundo
la lavanda y así limpio mi
amalgama, que reluce de
almas sin vidas de vidas pasadas
y que me valga la redundancia.

La Dama Escarlata