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De Vez En Cuando Un Demonio Toca A La Puerta
Aseguro el portal de mi pecho.
Llevo fuerza en la mirada.
El fuego que quema al miedo
es ahora mi mejor arma.
Mi piel está tatuada de epopeya
y mi corazón tierno, revestido
de espina de rosa y piña de pino.
Su pestilencia es repulsiva
mas su veneno no penetra
ni ensucia mi lúcido rostro
ni corrompe mi vestido.
Yo sé hablar su lengua maldita,
y retroceden y se transfiguran
en nuevas figuras y maneras
cuando les hiere la palabra cierta.
De vez en cuando
un demonio toca a la puerta,
escapan en la madrugada
de su custodia ciega
pero no entran,
solo vienen a gritar conjuros
que no resultan...
Solo vienen a cazar las sonrisas
que no encuentran en su miseria...
Si... miseria.
© Minna Gabriela Copyright/Todos Los Derechos Reservados
Llevo fuerza en la mirada.
El fuego que quema al miedo
es ahora mi mejor arma.
Mi piel está tatuada de epopeya
y mi corazón tierno, revestido
de espina de rosa y piña de pino.
Su pestilencia es repulsiva
mas su veneno no penetra
ni ensucia mi lúcido rostro
ni corrompe mi vestido.
Yo sé hablar su lengua maldita,
y retroceden y se transfiguran
en nuevas figuras y maneras
cuando les hiere la palabra cierta.
De vez en cuando
un demonio toca a la puerta,
escapan en la madrugada
de su custodia ciega
pero no entran,
solo vienen a gritar conjuros
que no resultan...
Solo vienen a cazar las sonrisas
que no encuentran en su miseria...
Si... miseria.
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