Del fuego a las brasas,
que buscan ser fuego
y que siempre arden;

color eterno de pasión sobre la ceniza,
sobre la olvidada ceniza
un baile de humo.

Creo ver una silueta en esta oscuridad,
una ilusión quizás,
creí ver a quienes paseaban por mis sueños,
por quien daría mi orgullo
y sin razón,
al fuego incorrespondido más puro.

Del presente se hacen cuadros
y de las brasas se cuentan cuentos;
de tu figura un estatua y de tu nombre,
de tu nombre un reino;

y del pasado ya muerto
fantasmas,
fantasmas veo;

marionetas del pasado
danzando sobre el fuego;
eso es todo lo que tengo,
sobre el fuego bello almas de luz;
eso es todo lo que un día soñe
y ahora que son brasas,
brasas y fantasmas
y sentimientos del pasado,
solo quedar cruzar este campo en llamas
y nadar más allá del río,
hacia las cumbres heladas
y allí
allí, a donde me lleve el destino.

-¿Piensas que el pasado es tuyo para ser marioneta?
Para placer y para servir
para vivir en cuentos y para morir en tus manos sin conocer otros dueños.

O el pasado está vivo,
y desde las brasas sus ojos anaranjados te miran,
te miran con desprecio,
lascivo desprecio y odio
o quizá con cariño;
de todas formas;
lo único malo que hiciste fue querer,
querer soñar sin tener voz.

© León de León