...

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Hablando desde el Corazón
En el abismo donde yace mi ser,
pensamientos danzan, quieren renacer.
Creí estar bien, mas la sombra persiste,
el agujero oscuro, mi mente asiste.

Negocio con mi mente, juego sutil,
la lucha interna, un conflicto civil.
La cara de aquel amor que aún guardo,
se refleja en el vacío que abordo.

Cierro los ojos, mas tu imagen persiste,
como eco lejano, nunca desiste.
La querencia que aún late en mi pecho,
me recuerda que te llevo adentro.

A veces desearía arrancar el pensar,
ser solo carne, sin más que soportar.
Morir hoy mismo, ser nada más que aire,
dejar este mundo que no deja de marear.

Rey un día, Don Nadie al siguiente,
un constante juego, un ciclo persistente.
Amar y perder, sentir que todo escapa,
ser un náufrago en la vida que atrapa.

Vivimos entre miradas, miles de ojos,
juzgan sin saber, creen ser arrojos.
Incluso los que creen entenderme,
descubren que mi alma es un inmenso verme.

Nadie ha explorado este laberinto,
mi mente es un secreto, un misterio distinto.
Solo yo, testigo de este viaje eterno,
donde mi ser se enfrenta al invierno.

No soy famoso, solo soy alguien,
que escribe con el alma, donde las palabras tienen mien.
Las malas lenguas, besan mis letras,
no busco que bailes, solo que entiendas mis tretas.

Complicada es mi vida, retorcida mi mente,
la salida es una entrada, una puerta emergente.
Un océano en mi mirada refleja temores,
un desierto donde se pierden los errores.

La vida me dijo: "Yo tengo lo que amas",
una cruel ironía, un juego sin pausas.
La muerte al menos clara en su mirada,
no ilusiona y después da la cara.

Escribiré hasta que cese mi hora,
navegaré mientras olas adornen la aurora.
La luna, testigo en su silente llanto,
brilla sola, en su eterno encanto.

Mi corazón, aún moribundo, me habló,
un susurro sutil, un mensaje que dejó.
En la penumbra de mi existir incierto,
escucho sus palabras, un eco sincero.


© HAYST