De tal manera amó Dios al diablo,
que le dio el mundo y su hijo unigénito
para que todo el que carece de vida eterna
no pierda su esencia de barro,
sino que crea en el barro,
se alimente de barro,
y como el barro despierte un día en la pregunta
—¿por qué me haces así?
De tal manera el diablo ama sus dudas
que las entrega al hombre y muere este por ellas,
como quien muere enarbolando la sonrisa
                    "la" sonrisa.
De tal manera el hombre ama nada
que nada tiene más que barro
y una sonrisa dudosa,   dibujada
partiendo de una pregunta y de regreso
sin Dios
ni diablo
ni amor.



© dUlloa