Si la muerte me llama
hagan el favor de decirle
que vuelva mañana,
que todavía no he terminado mi poema
ni cancelado mis deudas
ni he ordenado mi ropa para el viaje
ni he disfrutado el olor de las flores
que aún no han nacido
ni he desenterrado mis raíces.

Si la muerte me llama
díganle que no tengo planes de partir,
pues ni siquiera he probado el suicidio
ni tampoco me he lavado
las manos
ni los dientes
para darle a mi esposa
un beso de despedida
ni tampoco he dicho adiós a mis amigos
ni me he reconciliado con mis enemigos.

Si la muerte me llama
me le informan
que aunque estoy un poco roto por la vida
no deseo echarle llave a mis gavetas
quiero ver crecer a mis hijos
quiero aprender a silbar una canción celta
quiero desempolvar mis libros
quiero ver libre a mi país y a mi gente
y escribir todas mis cartas pendientes
y tocar con mi mano los siete velos de la mar
y caminar por tierras desconocidas.

Así que, si la muerte me llama
me le indican que se ponga en turno
y le aseguran que ya estoy enterado
le explican también que no es que la tema
solo necesito una prórroga...
¡Mi camino acaba de empezar!

© Roberto R. Díaz Blanco