Cuando no queden más estrellas que contar,
y el cielo ya no combine con el mar,
y la noche parezca infinita y sin final,
aún brillará en nuestros corazones el deseo de amar.

¿Buscaremos un lucero
en el manto de estelar,
para calmar los límites que nos oprimen
en la existencia sin amor?
¿O nos dejaremos llevar por los ritmos del viento para fluir en nuevos tiempos?

Cuando se derrumben los templos y nadie pueda reinar,
cuando uno de los dos quede solo ante el altar,
y ninguno podamos encontrar la paz,
solamente así sabremos que necesitamos uno del otro para juntos, el cielo alcanzar.

Solos ante Dios con la certeza de que llegará algo mejor,
que valió la pena el tiempo de nuestra redención en tinieblas,
que los anhelos a algo verdadero no fueron una pérdida de tiempo,
porque encontramos luz y creemos de nuevo.


© Coloso de Rodas & Larita