...

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Deshonor idílico
Oh mi sublime damisela, me temo desconocer si esta carta llegará tu puerta
o será detenida por las crueles corbatas que nos provocan esta pena,
me he enterado que te quieren hurtar el albedrío de tu alma
en un matrimonio arreglado cuyo único cortejo es una gran herencia.

Sé que mis manuscritos no brindan la más rica ofrenda,
y que con esta tinta profana solo estoy manchando tu seda,
pero ambos hemos sido susurrados con la añoranza
de que nuestro romance permanezca...